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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

NUEVO PARLAMENTO CUBANO: DIVERSIDAD, UNIDAD Y COHESIÓN

NUEVO PARLAMENTO CUBANO: DIVERSIDAD, UNIDAD Y COHESIÓN

  Por Roberto Pérez Betancourt

 La composición y toma de posesión del nuevo Parlamento cubano en su VII Legislatura,  y la elección de los miembros del Consejo de Estado, encabezados por el compañero Raúl Castro, ha permitido comprobar la diversidad, unidad y cohesión del máximo órgano del Estado.

    Los  integrantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular ampliamente representan todos los sectores de la sociedad cubana, sin exclusiones ni excesos: estudiantes, militares, trabajadores, campesinos, intelectuales, técnicos, religiosos, profesionales, deportistas..., cuyos intereses individuales no responden a ningún grupo de poder particular.

   Obviamente, este Parlamento resulta sorprendente para  analistas acostumbrados a dimes y diretes característicos de rivalidades antagónicas, que adornan la ejecutoria política en regímenes basados en sociedades de consumo y división clasista, donde la obtención de ganancia es el fin supremo.

   ¿Cómo es posible que, a pesar de la explicada diversidad  de sus integrantes, desde todos los escaños se alcen los brazos en una misma voluntad unitaria para votar a favor de las proposiciones formuladas por Raúl, tras ser elegido Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros?

   ¿Dónde están las voces discrepantes, los insultos, las demandas sectoriales o clasistas, las denuncias intencionadas para desprestigiar, como ahora mismo sucede en el show politiquero que se escenifica en Estados Unidos?

   No se escucha nada de eso, porque la cultura política, la conciencia social e intereses propios de quienes asisten al plenario de la Asamblea Nacional, les permiten comprender que ellos representan a sus vecinos, de los que recibieron  mandato supremo de legislar y decidir a favor del socialismo, sistema que ha permitido a los cubanos plena realización socioeconómica.

   La suma de acciones que se derivan de esa interiorización razonada va encaminada a  fortalecer la Revolución.

   Consecuentemente,  cambios, aperturas,  ajustes estructurales,  adecuaciones gubernamentales y del resto del conjunto de elementos que rigen la sociedad antillana, tendrán esa intención explícita de seguir avanzando por la senda del socialismo, en procura de mayor eficacia y  eficiencia en toda la gestión estatal y humana.

   En ese propósito supremo, la presencia y guía del compañero Fidel está y estará presente siempre, como ratificó el pleno de la Asamblea, no con un sentido metafísico ni formal expresión retórica, sido basado en  convicción  avalada por hechos de más de 50 años, en que el pensamiento lúcido del Líder histórico de la Revolución ha sido y seguirá siendo factor de triunfo frente a las adversidades y las agresiones provenientes del exterior.

   Prácticamente todos los medios de difusión y círculos de opinión política del mundo refieren desde la víspera detalles del proceso eleccionario en la Isla, no pueden evadir el tema, independientemente de sus simpatías o antagonismos con la obra revolucionaria, simplemente porque se trata de un proceso en tiempo real, cuya existencia repercute e influye  en otros contextos geográficos y políticos.

   A falta de argumentos, los detractores reiteran  gastadas diatribas y obviamente seguirán negando las verdades y realizaciones que la obra revolucionaria exhibe. 

     Pero para descreídos  y apologistas del infortunio, también la del domingo fue una jornada ejemplarizante. 

    Allí se puntualizó que la obra revolucionaria es perfectible, como todo conjunto de acciones humanas.

   “No hay que temer a las discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen contradicciones antagónicas, porque no lo son las clases sociales que la forman. Del  intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se  ejerce con responsabilidad”, precisó Raúl.

   Diversidad, unidad y cohesión son tres palabras que encierran un enigma para los enemigos de la Revolución, porque en ellas está la clave de lo avanzado hasta aquí, y de lo mucho que resta hasta el horizonte.

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