►W. BUSH PREFIERE MATAR, QUE SALVAR VIDAS INFANTILES
Por Roberto Pérez Betancourt Importantes medios de prensa del mundo coinciden en destacar que George W. Bush se despojó de algún resto de pudor y se inclinó por seguir matando cada día en Iraq y Afganistán y no salvar vidas de niños
en su propio país.
En vez de bajar el pulgar como hacían los antiguos emperadores romanos, el usufructuario de la Casa Blanca vetó la ley aprobada por el Congreso de EE.UU. para ampliar la cobertura médica infantil en 35 mil millones de dólares, y en cambio optó en insistir que el legislativo otorgue otros 190 mil millones para seguir guerreando en el Medio Oriente. Según la Ley, aprobada por demócratas y muchos republicanos, el dinero necesario para beneficiar por cinco años a cuatro millones más de niños, se obtendría aumentando de 61 centavos a un dólar el actual impuesto federal a los cigarrillos. Para la lógica del poder representado por W. Bush, según sus propias declaraciones, es mejor que las familias se esfuercen en pagar a compañías de salud, del sector privado, y así no elevar los gastos del Estado, porque estos son más necesarios para comprar armas, municiones, aviones y explosivos, acorde con "mantenerse fiel a los principios republicanos". Obviamente hay cuentas y cuentas. La lógica de los asesores del Presidente afirma que son más los norteamericanos con derecho al voto que fuman y no tienen hijos, que los no adictos a la nicotina o podrían beneficiarse con la ampliación del seguro médico para niños, por lo cual la cuestión ética y moral queda reducida a suma y resta, en función de las elecciones del año 2008. Pero, según encuesta reciente de la cadena ABC y el diario Washington Post, el 72 por ciento de los estadounidenses aprueba ese proyecto de ley conocido como SCHIP. La decisión de W. Bush de inmediato provocó repulsa de los demócratas - mayoría en ambas cámaras legislativas- y fuertes críticas de los republicanos, horrorizados de que el declive de su Presidente los arrastre cuesta abajo en sus próximas aspiraciones electoreras. En verdad, la decisión del Ejecutivo no debiera sorprender tanto, pues se enmarca dentro del más rancio conservadurismo de extrema derecha, incapaz de comprender la importancia de favorecer a niños de capas sociales desposeídas en el país más rico y desarrollado del mundo. En la práctica, unos seis millones de infantes norteamericanos, por razones técnico- burocráticas, no clasifican actualmente para recibir beneficios del seguro llamado Medicaid, y el "plumazo" de Bush les borra por ahora la esperanza de lograrlo. La paradoja, expuesta ante los ojos de quien quiera ver, es que el propio W. Bush y su flamante equipo de expertos para lograr una "transición en Cuba", afirman que garantizarán asistencia sanitaria a los niños de la Isla. ¿Cómo creerles, si les niegan servicios básicos a la grey infantil dentro de sus propias fronteras? Por supuesto, quienes están al tanto de los logros alcanzados por la Revolución cubana en casi 50 años, saben que en la mayor de las Antillas todos los niños son privilegiados en temas de salud y educación, en igualdad de beneficios gratuitos, sin exclusiones. Al comentar la noticia, la Agencia Francesa de Prensa recuerda que los políticos demócratas continúan cosechando fracasos frente a cuatro vetos del Presidente en temas cruciales, como la guerra contra Iraq, por lo que también pierden confianza ante los electores de cara a los comicios generales del próximo año. De lo que la mayoría dentro y fuera de Estados Unidos no alberga dudas, es que el comentado veto presidencial agrega un nuevo escándalo a la ejecutoria de un individuo a quien quedan 15 meses en el cargo, y que pasará a la historia como el más inepto, arrogante y repudiado en la patria de Lincoln.
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Alberto Pujol -
Alberto.