¿ETANOL O NO ETANOL?
Por Roberto Pérez Betancourt
Se ha puesto de moda la palabra etanol, al punto de casi emborrachar. Uno de los que más insistentemente la repite con intenciones aviesas, como casi todas las de él, es el presidente norteamericano George W. Bush, por cierto muy familiarizado con
los efectos de este alcohol.
Según la enciclopedia se trata del mismísimo alcohol etílico, tan utilizado en la fabricación de whisky, rones y otros congéneres, con los cuales W. Bush siempre ha estado muy familiarizado, como revela su historial de dipsómano, aunque actualmente se le conoce solo como “borracho seco”, imposibilitado de oler alcohol por su antigua adicción que lo puede conducir al caos demencial, aunque no faltan quienes aseguran que de seco nada, pues sus malandrinadas frecuentes muestran que está empapado en etanol. Como se puede apreciar es este un tema polémico en el que no se puede asegurar nada en concreto pero no cabe duda de que es como para sospechar…
Volviendo al etanol, la diferencia entre las bebidas espirituosas y la mezcla que se prepara con hidrocarburos derivados del petróleo, es que esta última se destina a endulzar el apetito de los tanques de combustible de los vehículos, preferentemente automóviles.
De esa manera se pretende multiplicar a escala inusitada la producción de etanol
para emborrachar los depósitos de los automóviles. Una cosa es producir alcohol con remanentes, como tradicionalmente se hace con las mieles finales del proceso azucarero, y otra diferente es pensar en deforestar buena parte del planeta que todavía respira a través de los árboles para plantar cualquier cosa que se pueda destilar
íntegramente, como comentó admirablemente el presidente de Cuba Fidel Castro, seguido de otros entendidos y expertos en la materia.
Ellos coinciden en afirmar que es una locura más de las tantas que se le han ocurrido al W de los Bush.
LOS AUTOS NO CAMINAN CON TORTILLAS DE MAÍZ
Los humanos que sobreviven con tortillas de maíz, mandioca o yuca, e incluso hasta los que acostumbran a hartarse de carne ponen el grito en el etanol, porque sin haberse multiplicado todavía, como aspiran las transnacionales, ya los precios de alimentos
básicos se dispararon y amenazan con subir hasta las inalcanzables nubes.
Piense que un automóvil necesitara el equivalente a una tonelada de maíz para recorrer alrededor de dos mil 800 kilómetros. Con ese grano podrían llenarse cuatro mil estómagos humanos dependientes de la tortilla de maíz.
En Estados Unidos ruedan alrededor de 150 millones de automóviles. Imagínese ahora la cantidad de mazorcas de maíz que dejarían de ser tortillas para quemarse en los motores yanquis, y piense en las decenas de millones de estómagos humanos que tendrían que se quedarse sin el maíz, la papa, la yuca, la soya o cualquier otro
alimento básico de cada día. para que rueden los autos por las avenidas. Comprenderá que la bronca del etanol no es solo de los mejicanos, africanos y centroamericanos, es un problema de la humanidad del tercer mundo y también de los millones de personas
que en el primer mundo terrestre pasan hambre todos los días del año, de los cuales, aunque parezca mentira, 40 millones residen en los Estados Unidos y tienen que buscar el equivalente a su tortilla en latones de basura y en la caridad pública.
Por eso, a la disyuntiva del etanol hay que responder: No a la locura.
1 comentario
luisnieto -
Por favor desearia que se me enviara el texto de la mesa redonda del 06.06.07 en cuanto al tema de los biocombustibles, como material de estudio.De antemano muchas gracias
Luis