Terrorismo contra Cuba, más allá del territorio insular
Por Roberto Pérez Betancourt
Las manos tenebrosas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otros ejecutores a nombre de gobiernos norteamericanos que se han sucedido, confabulados con terroristas de origen cubano, han actuado contra Cuba mucho más allá de su territorio insular para explotar bombas, asesinar y causar otros daños innombrables a las familias y al Estado revolucionario.
Esta afirmación se fundamenta en un expediente bien documentado, que relaciona cerca de 150 sabotajes y atentados de alguna manera auspiciados, financiados o ejecutados por gobiernos de Estados Unidos en los últimos 46 años, en estrecha complicidad con entidades contrarrevolucionarias, fomentadas por ellos mismos.
Una síntesis de esos hechos revela cantidades y sitios donde han ocurrido: México 37, Puerto Rico 33, Canadá 25, Perú 17, Bahamas 15, Jamaica nueve, Chile ocho, Argentina cinco, entre otros.
Embajadas, consulados, diplomáticos, funcionarios y simples ciudadanos cubanos han sido principales objetivos escogidos por terroristas para colocar sus artefactos explosivos, o ametrallarlos indiscriminadamente, como hicieron el 27 de mayo de 1960 en Caracas, Venezuela.
Seis meses después se estremecía la sede diplomática cubana en Perú con la irrupción subversiva de delincuentes que saquearon archivos y destruyeron muebles, y al mes siguiente una nueva provocación tendría lugar en la embajada cubana en Costa Rica.
Enero de 1961 se estrenó con nuevos hechos vandálicos. El 26 fue ametrallada la residencia del Cónsul cubano en Barranquilla, Colombia, y el 31 los bandidos dispararon bombas incendiarias contra la Embajada cubana en Honduras donde causaron serios daños materiales.
Ese año Estados Unidos lanzó el 17 de abril la invasión mercenaria a Cuba por Playa Girón, Bahía de Cochinos, y consecuentemente con sus planes subversivos, ese mes, y los sucesivos, terroristas realizaron una veintena de acciones vandálicas contra intereses cubanos en el exterior.
En Costa Rica, Colombia, Panamá, Ecuador y Bolivia se centraron las agresiones contra oficinas y residencias de diplomáticos cubanos, utilizando bombas incendiarias, ametrallamientos y otros explosivos.
El cuatro de abril de 1962 el objetivo de los terroristas saltó al escenario europeo, cuando la embajada cubana en Bélgica fue estremecida por una bomba.
Al año siguiente, el 15 de agosto, dos cocteles Molotov estallaron en la fachada del consulado cubano en Veracruz, México, y nuevas acciones vandálicas se repetirían en Ciudad México en enero y octubre de 1966.
Elementos contrarrevolucionarios causaron daños de consideración a la Oficina comercial de Cuba en Canadá el cinco de octubre de 1966. Al año siguiente el ataque se dirigió contra la embajada cubana en Viena, Austria.
Cuatro personas fueron heridas el 17 de mayo de 1967 por un artefacto explosivo en el jardín de la Embajada cubana en México, que dañó el auto del embajador Joaquín Hernández. Los presuntos autores fueron identificados como Carlos Rivera, Raúl Cárdenas y un tal Anaya, contrarrevolucionarios de origen cubano.
Daños de consideración ocurrieron en la oficina de Cubana de Aviación en Canadá producto de la explosión de una bomba El 15 de octubre del citado año.
Los días cuatro y 21 de julio de 1968 el consulado cubano en Montreal, Canadá volvió a ser objeto de sendos sabotajes que causaron severas pérdidas.
Las acciones criminales se expandieron. El dos de agosto de 1968 elementos contrarrevolucionarios destruyeron la embajada cubana en Japón, y el 25 hicieron estallar una potente bomba en a Oficina comercial del Cónsul de Cuba en Milán, Italia.
El 29 de mayo de 1969 el consulado cubano en Montreal volvió a ser blanco de un atentado. Al año siguiente, el siete de noviembre, en Madrid estallaba una bomba en la expedidora de boletos de Cubana de Aviación. El 24 de marzo de 1972 el objetivo sería la sede en México.
Nuevos acciones contra sedes diplomáticas cubanas se emprenderían en Madrid y Ciudad México durante el año 1972.
En junio, agosto, septiembre y diciembre de 1973, sabotajes efectuados en Chile dañaron autos y viviendas de diplomáticos, en Gran Bretaña agredieron la residencia del Embajador y en México la sede de la Embajada.
Expertos han hecho notar que los explosivos utilizados en esas acciones eran similares a los que empleaba la CIA en sus sabotajes en el interior de Cuba.
En enero de 1974 una bomba de alto poder una vez más causó daños de consideración en la embajada cubana en México. El día 21 de igual mes los terroristas distribuyeron cartas explosivas a las embajadas cubanas en Argentina, donde fue herido el funcionario que intentaba desactivarla, y en la sede de Ottawa, Canadá.
Nuevos artefactos estallaron en el consulado cubano en Mérida Yucatán, el 25 de febrero de 1974, y el 25 de marzo una bomba de reloj en la oficina mexicana de Cubana de Aviación desbarató parte del inmueble, afectó las oficinas de Viasa, Toca e Icelandic y destruyó diez ventanales del hotel Francis.
Las ciudades de Kingston, México, Madrid, Mérida, París, Lima y Quito, fueron nuevos escenarios de varios actos criminales contra sedes y diplomáticos, durante 1974 y 1975, incluido el ametrallamiento del auto de Emilio Aragonés, embajador en Argentina, quien afortunadamente salió ileso.
El auto del embajador Fernando López fue destruido en México el 28 de noviembre de 1975, y al año siguiente contrarrevolucionarios incendiaron un almacén de Cubana de Pesca en Puerto Chambote, Perú.
El connotado terrorista internacional Orlando Bosch, fundador en 1976 de la siniestra Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), entidad contrarrevolucionaria creada por George Bush (padre) cuando dirigía la CIA, encabezó el atentado explosivo contra la embajada cubana en Bogota, Colombia, el 12 de febrero del citado año.
Consecuentemente con la nueva ofensiva del Gobierno estadounidense contra Cuba, en comunión con la mafia anexionista que opera en el sur de la Florida, 1976 registró un incremento de acciones vandálicas dirigidas contra intereses cubanos en el exterior.
El nueve de julio estalló una bomba en un equipaje que sería introducido en una nave de Cubana de Aviación en vuelo de Jamaica a La Habana, nave piloteada por Pedro Chacón, y que por retraso en su salida evitó que explotara en pleno vuelo.
Al día siguiente explotó un artefacto en las oficinas de la British West Indies, que representaba intereses de Cubana de Aviación en Barbados, y el 18 de agosto de nuevo la sede de Cubana de Aviación en Panamá fue víctima de atentado dinamitero.
El seis de octubre de 1976 ocurrió la trágica voladura de una nave de Cubana de Aviación en pleno vuelo, donde perecieron 73 víctimas de la acción terrorista encabezada por Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, asesinos de largo historial, protegidos por el gobierno de Estados Unidos.
Nuevos sabotajes se sucederían, y el dos de octubre de 1978 hasta la Santa Sede del Vaticano, en Roma, se estremeció con la explosión de una bomba en la oficina diplomática cubana.
Desde entonces, y hasta la fecha, han proseguido las acciones terroristas contra Cuba en diferentes escenarios extranjeros con la cada vez más activa y visible intervención del gobierno del presidente George W. Bush, desenmascarado en su contubernio con terroristas de origen cubano.
La lista la encabezan Luis Posada Carriles y Orlando Bosch. Pero no son los únicos que en la madriguera de Miami se amparan bajo la sombrilla protectora del clan Bush, gozando de increíble impunidad y de millones de dólares del presupuesto destinado para la subversión en la Mayor de las Antillas.
Ellos, y muchos más, deben ser juzgados, procesados y sancionados, porque la humanidad esta harta de las falsedades.
La política neofascista de quienes detentan el poder en Estados Unidos está bochornosamente al descubierto, al evidenciarse que su pregonada “doctrina antiterrorista”, tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y otras ciudades estadounidenses, no es más que un vulgar pretexto para invadir, masacrar, y apoderarse de las riquezas de otros pueblos.
La mano tenebrosa del terrorismo de Estado que sistemáticamente ha practicado Estados Unidos contra Cuba, y también contra otros países, como hemos visto, no respeta frontera ni ética alguna, actúa impunemente en territorios extranjeros.
Es menester urgente que el propio pueblo norteamericano tome conciencia clara del riesgo verdadero que esto representa para su propia seguridad y la paz en el mundo.
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