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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Venezuela y Nicaragua: Pasos adelante en América latina



Por Roberto Pérez Betancourt

 Nuevos pasos adelante se han dado en América Latina con la ratificación  de Hugo Chávez en la presidencia de Venezuela, por otros seis años, y la toma de posesión en igual  cargo de Daniel Ortega, en Nicaragua.
  La renovación del mandato de Chávez le permite impulsar medidas políticas y gubernamentales dirigidas a integrar un  Partido socialista y consolidar el Poder Popular.
 En la toma de juramento, Chávez expresó: 'Patria, socialismo o muerte', y afirmó
que llegó la hora del fin de privilegios y desigualdades en su país.
   El líder bolivariano, de 53 años de edad, licenciado en ciencias y artes militares, asumió la presidencia por vez primera en 1998 con 56 por ciento de los votos, y  juró por tercera ocasión consecutiva, tras ser reelecto en diciembre último con 63 por ciento de los sufragios, lo que le permite extender su mandato hasta el año 2013.
   Venezuela se organiza en 23 Estados sobre una extensión de 916 mil 445 kilómetros cuadrados, en los que residen unos 27 millones de habitantes, y su principal fuente de ingresos proviene de la industria petrolera.
   'Nada podrá desviar al proceso venezolano del camino del socialismo', subrayó Chávez en la toma de juramento a los integrantes de su renovado Consejo de Ministros y del vicepresidente Jorge Rodríguez, donde refirió la necesidad de hacer una profunda
reforma en la Constitución.
  Es obvio que el Presidente venezolano está empeñado en elevar a un peldaño superior las conquistas y el  humanismo de la Revolución bolivariana hacia la construcción del socialismo y el desmontaje del viejo Estado burgués, aspectos destacados por la prensa internacional.
   Chávez dijo que solicitará la adopción de una Ley Habilitante, a fin de disponer de poderes especiales para crear legislaciones similares a las que se implantaron en 2001, en pos de rescatar para la nación entidades de telecomunicaciones, generación eléctrica y  tratamiento petrolero, que gobiernos anteriores entregaron a empresas
privadas,  lo que está en consonancia con el ejercicio democrático, a través del Parlamento venezolano.
   También Chávez ratificó que impulsará la educación popular, estimulará el poder de las comunidades y exhortó a librar una guerra a muerte contra la corrupción, la impunidad, el burocratismo y  demás corrientes que frenan el desarrollo del proceso revolucionario.
   Los pronunciamientos de Chávez despertaron reacciones en el ámbito internacional, en especial en Estados Unidos, donde Tony Snow, vocero de la Casa Blanca, y otros funcionarios, en tono injerencista se adelantaron a criticar la intención nacionalizadora.
   Aunque sectores reaccionarios han criticado la retirada oficial del permiso de operación a Radio Caracas Televisión, al vencerse el término fijado en la licencia que disfrutaba, lo cierto es que esta empresa mediática ha eslabonado un historial de violaciones a las leyes venezolanas de  prácticas diversionistas y la confabulación con los elementos que fraguaron el intento de golpe de Estado para derrocar al legítimo gobierno constitucional de Venezuela.
 
   En Nicaragua, Ortega retornó a la primera magistratura en un  ámbito de fuertes medidas de seguridad ante la asistencia de 15 jefes de Estado a la ceremonia de su toma de posesión, en la que la representación cubana estuvo encabezada por el vicepresidente  José Ramón Machado Ventura, también integrante del Buró Político del
Partido Comunista de Cuba.
     Machado Ventura le entregó a Ortega una carta del Comandante en Jefe Fidel Castro, y le transmitió felicitaciones a nombre de este y del general de Ejército Raúl Castro, primer vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba.
   El Líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional encabezó una revolución armada que 27 años atrás derrocó a la dictadura de Somoza, y dirigió a Nicaragua entre 1979 y 1990, primero como coordinador del Gobierno sandinista y después como Presidente electo en las urnas.
   Washington desató una guerra sucia contra el Sandinismo, ocasionó decenas de miles de muertos nicaragüenses y dividió a la sociedad  de ese país, que en 1990 eligió presidenta a Violeta Barrios de Chamorro, a la que le sucedieron otros gobiernos tutorados por la Casa Blanca.
   Tras 16 años de neoliberalismo, Ortega afronta un gran reto, al recibir un país donde 80 por ciento de sus cinco millones 100 mil habitantes sufren de pobreza, la mitad de ellos están en la miseria, y ocupa el penúltimo lugar en la escala de penuria latinoamericana y caribeña, cuyo último escalón corresponde a Haití.

 Según agencias de prensa, el Presidente estadounidense George W. Bush telefoneó a Ortega para expresarle interés de colaborar en áreas económicas, y envió una delegación de alto nivel a su toma de posesión, lo que  refleja intenciones de
chantaje y temor por parte del desprestigiado usufructuario de la Casa Blanca ante la pérdida de influencia norteamericana en el área Latinoamericana.

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