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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Papá, querido papá…

Papá, querido papá…

Roberto Pérez Betancourt

  Este tercer domingo de junio se celebra en Cuba y en otros  países el Día de los Padres, dedicado a rendir homenaje  a los   hombres que  procrearon y han contribuido activamente a  sustentar, cuidar, educar, amar y atender las  necesidades de sus hijos.

  Cierto dicho popular afirma que madre hay una sola, y padre  puede ser cualquiera.  Obviamente la frase se deriva de un contexto social donde la  mujer  afronta graves consecuencias de un  “machismo” que   absolutamente le asigna a ella el cuidado de los hijos, y donde el abandono del hogar por parte del padre  es un lugar  común.

  La falta de oportunidades y de justicia social, la ausencia de   garantías educacionales y culturales, suelen ser factores que  alimentan y agravan prejuicios machistas.

  En ocasiones se escucha a las madres solteras, o separadas de  sus esposos, expresar, no sin cierto orgullo mal entendido,  aquello de que “yo soy madre y padre para mis hijos”.

   La sociedad   aplica  calificativos de madre o padre a quienes  han  parido o engendrado al hijo. Pero sería una denominación  biologicista, fría, carente de afecto verdadero y del  significado trascendente de ser  madre y de ser padre.

   Desde antaño también las sociedades acuñaron una expresión  significativa: madre no es la que pare, sino la que educa y  cría. A ella podría agregarse: padre no es el que engendra,  sino el que igualmente contribuye con su atención cotidiana a  la crianza y educación de los hijos.

    Compartir  desvelos desde la gestación hasta el alumbramiento,   seguir hora a hora el crecimiento del nuevo ser, atender sus  más elementales necesidades, disfrutar sus risas y consolar  sus llantos, más que tareas, son momentos de realización para  madres y padres.

   Aquel que por irresponsable  desprecio abandone o desatienda  sus deberes y se pierda los instantes mágicos de comunión con  sus hijos, podrá haber sido “el que engendró”, pero no el  padre verdadero,  que  ama y acaricia, el padre al que se le     rinde homenaje el tercer domingo de junio.

 

 

 

 

 

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