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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Justicia social en Venezuela necesita vencer a la contrarrevolución

Justicia social en Venezuela necesita  vencer a la contrarrevolución

Roberto Pérez Betancourt

 No hay medias tintas: El plan macabro de la extrema derecha venezolana y sus aliados imperiales ha desatado la guerra en las calles de Venezuela, desoyendo  llamados a la civilidad para imponer el terrorismo  en  intento de derrocar por la fuerza a la Revolución bolivariana y retornar al país a la dictadura de la burguesía, que de triunfar aplastaría radicalmente los avances de justicia social y sumiría a esa nación  en larga noche oscura de venganzas y genocidio.

   Nada  ha sido improvisado.  Es un guión orquestado desde la Agencia  Central de Inteligencia de Estados Unidos, apoyándose en sectores desafectos, alimentados por métodos de desestabilización, confusión, y terrorismo activo, sistemático, que ha aprovechado la pasividad de las fuerzas del orden, las que en afán conciliatorio no han respondido con la eficacia y determinación que requiere un enfrentamiento de clases que pugna por reivindicar privilegios y viejas ganancias imperiales.

  Lo recuerda el economista y analista Atilio Borón en un artículo donde  cita “ ataques a escuelas, hospitales infantiles y maternidades; la destrucción de flotas enteras de autobuses;  saqueos y  agresiones contra  las fuerzas de seguridad, inermes con sus cañones de agua y gases lacrimógenos ante la ferocidad de los mercenarios de la sedición y el linchamiento de un joven al grito de “chavista y ladrón” son síntomas inequívocos que proclaman a los gritos que en Venezuela el conflicto ha escalado hasta convertirse en una guerra civil que ya afecta a varias ciudades y regiones del país. Si algo faltaba para caer en cuenta de la inédita gravedad de la situación y de la determinación de las fuerzas sediciosas de consumar sus designios hasta sus últimas consecuencias el emblemático incendio de la casa natal del Comandante Hugo Chávez Frías pone doloroso fin a cualquier especulación al respecto.”

  Y precisa el experto analista: “Sería ingenuo y suicida pensar que la dinámica de este enfrentamiento, concebido para generar una devastadora crisis humanitaria, puede ser otra cosa que el prólogo para una “intervención humanitaria” del Comando Sur de Estados Unidos. Esta amenaza exige de parte del gobierno bolivariano una respuesta rápida y contundente, porque a medida que pase el tiempo las cosas irán empeorando.”

  Es obvio, la contrarrevolución venezolana a estas alturas no está interesada en ningún tipo de solución política ni pacífica, sino disolver el orden social, exterminar el  gobierno chavista y sentar las bases de una dictadura burguesa con amplias y largas pretensiones de dominio, que se erija sobre los restos calcinados del suelo bolivariano.

  No queda de otras para el gobierno revolucionario de Venezuela. Hay que defender el orden constitucional con las armas en las manos para aplastar a la contrarrevolución y el plan macabro de los enemigos imperiales, habida cuenta el país está asediado desde frentes fundamentales de la economía, la propaganda adversa, los sabotajes sistemáticos, la desestabilización del orden que infunde pavor a las familias pacíficas, la ofensiva diplomática parcial y mentirosa y la guerra en las calles que suma más de medio centenar de muertos, según reportes oficiales.

 Coinciden analistas en reconocer que lo que está en juego en Venezuela va más allá de la Revolución bolivariana misma, pues se amenaza la integridad nacional con la intervención  foránea para dar el golpe de gracia al estilo de las más recientes agresiones imperiales en el Medio Oriente: Iraq, Libia, Siria… 

  Se acabó la paciencia. De nada valdría seguir apelando a la razón y al raciocinio de quienes no quieren razonar y han apostado  a la guerra para aplastar los sueños y las realidades de justicia alcanzadas en la hermana nación  sudamericana.

 ¡A por ellos! Con la razón de la historia y la fuerza de la convicción firme en que la justicia social no es quimera, pero hay que defenderla de frente y combatiendo, y hacer pagar bien caro la osadía del enemigo imperial y sus acólitos burgueses que capitalizan la siembra de desafectos que han abonado entre buena parte de la población con acciones criminales, desabastecimiento, sabotajes y falsas promesas que las generaciones más jóvenes no confrontaron en la historia vivida por sus padres y abuelos.

 

 

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