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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

LA ZANAHORIA EVENENADA

LA  ZANAHORIA  EVENENADA

 En la foto: Atraídos por la ilusión del "sueño americano", muchos de los que arriesgan su vida en el estrecho de La Florida muerden la zanahoria envenenada que le agitan a través de la llamada Ley de Ajuste.

Por Roberto Pérez Betancourt

 

El título bien podría referir  una más de las conocidas aventuras cómicas del conejo  Bug, pero alude al drama de  millares de residentes en la Florida, incluidos inmigrantes de origen cubano, seducidos por el oropel  de la llamada Ley de ajuste…

 

Algunos de ellos  forman parte de  estadísticas oficiales en EE.UU. sobre muertes  por  consumo de estupefacientes, en alza continua en el sur de la Florida,  y que  solo el año anterior ocasionó dos mil 052 fallecimientos vinculados a la adicción a la cocaína.

Quien se asome  a una corte del condado Miami Dade, incluidas las que han hecho del “concilio legal” un rentable espectáculo televisivo, presenciará demandas increíbles entre familiares,  matrimonios,  vecinos, todos inmigrantes de habla hispana.

En la base de  controversias y  conductas  agresivas, histéricas, de los litigantes, muchos  de origen cubano, descubrirá el común denominador: efectos acumulados del uso de drogas que han ocasionado la ruina humana en adolescentes, adultos y ancianos.

Muchas de esas personas, con lágrimas en los ojos, confiesan  que un día, perdidas en el laberinto del incontrado “sueño americano”, tras el que fueron a la Florida,  desafiando a la muerte en las aguas del Caribe,  recurrieron al polvo, a la pastilla, a la piedra, en desesperado afán de hallar  la felicidad.

En la Florida, la cifra real de  fallecidos en 2006  por drogadicción representa un incremento de más del ciento por ciento frente a los indicadores de 10 años atrás, revela la Comisión de Médicos Forenses Estatales de ese estado norteamericano.

Reiteradamente denunciada por Cuba como verdadera Ley asesina, La llamada Ley de Ajuste proporciona privilegios y “premia” con la residencia en Estados Unidos a  cubanos que desafíen el peligro y logren llegar a sus costas.

Al mismo tiempo, el gobierno de W. Bush arrecia el bloqueo contra  la Isla que incide negativamente en la vida doméstica de los cubanos,  prohíbe visitas, ofrece  ventajas a   profesionales  para que abandonen su país e, intencionalmente,  a diferencia de lo que sucede con otras etnias, a los cubanos les restringe las posibilidades de ayudar económicamente a sus familiares.

Lo expuesto forma parte de la misma orquestación gubernamental dirigida a un solo propósito: Estrangular a la Revolución cubana. En eso están desde hace casi 50 años. Pareciera que es tiempo de que rectifiquen su andar errático.

 El bombardeo propagandístico contra la Isla por parte  del gobierno de W. Bush,  a través de incontables emisiones radiales ilegales, no aborda el drama de la drogadicción entre  cubanos en Estados Unidos.

No incluyo las  transmisiones por  televisión contra la Isla, porque estas nunca se  captan en Cuba y solo sirven para que un puñado de mafiosos se beneficien con presupuestos multimillonarios pagados por los contribuyentes estadounidenses.

Solo en Miami Dade, donde el grueso de los residentes es de origen cubano, ocurrieron 162 decesos por intoxicación directa o indirecta con cocaína en el año 2006, lo que significó 26 por ciento más en relación con registros del año 2000.

Las citas estadísticas y otras que demuestran el drama profundo de la drogadicción en Miami se obtuvieron tras evaluar más de 170 mil muertes reportadas en la Florida el año pasado, afirmó Bill Janes, director de la ofician de Control de Drogas de ese estado,

En la base de esos hechos también está  el desconocimiento de los inmigrantes, porque en sus lugares de procedencia  se ignora el potencial destructivo de drogas  como Éxtasis, Crack, Heroína, LSD, y otras  salidas de laboratorios, o  la  “suave” marihuana,  antesala por la que se llega a laberintos de  “emociones mayores” que desembocan en el cementerio.

Todo esto está oculto en la zanahoria envenenada que cada día atan en el extremo de una vara los traficantes con la muerte, no solo los  ganan dinero con el contrabando humano, sino especialmente quienes desde sus cuellos blancos mienten, conspiran y tienden trampas a la inteligencia.

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