Cuba-EE.UU.: Desbrozando el camino
Roberto Pérez Betancourt
Tras la apertura de embajadas de Cuba y Estados Unidos en estos respectivos países, y la reanudación de relaciones diplomáticas, que finaliza el aislamiento formal de más de medio siglo entre ambas naciones, las expectativas se centran en la eliminación de obstáculos que aún subsisten en la normalización de vínculos.
En los últimos días varios hechos captan la atención de analistas.
El jueves 23 de julio, el Comité de Asignaciones del Senado estadounidense aprobó una enmienda que prevé el levantamiento de la prohibición de viajar a Cuba a los norteamericanos. Ahora debe discutirse en el pleno de la Cámara alta para su posible aprobación.
Es un senador republicano, Jerry Moran, quien auspicia esta propuesta, la que también incluye el levantamiento de la prohibición que impide a cualquier embarcación que haya llevado mercancías a Cuba tocar puertos estadounidenses en los seis meses siguientes. Asimismo, aumenta el nivel de crédito privado al Gobierno cubano para la compra de productos agrícolas.
Moran recordó que en los últimos 60 años, Cuba es el único país al cual los estadounidenses no pueden viajar legalmente.
Recordemos: El Gobierno de Obama otorgó una licencia general a 12 categorías de sus ciudadanos para que visiten a Cuba sin permiso específico. Pero se mantiene la prohibición de viajar como turistas. No obstante, desde entonces se incrementó la llegada a Cuba de viajeros procedentes de Estados Unidos en más del 15 por ciento.
Hace solo unos días, el departamento norteamericano de Estado retiró a Cuba de su arbitraria lista de países que presuntamente hacen poco para combatir el tráfico de personas, donde la había incluido desde 2003. Esto ocurre dos meses después de haber sacado a la Isla de la espuria relación de países auspiciadores del terrorismo.
En este contexto, empresarios estadounidenses siguen alimentado su optimismo.
La cadena hotelera Marriott International acaba de anunciar que está lista para iniciar negocios en Cuba cuando se lo permitan las leyes que aun imponen el bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla, un engendro que ya comienza a resquebrajarse, y que más temprano que tarde cederá ante la lógica pragmática contemporánea.
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