Concierto La paz sin fronteras: No lo impedirán los apocalípticos
Juanes y sus amigos están en La Habana para sonar alto y lindo por el mundo, desde la Plaza de la Revolución, el concierto la Paz sin fronteras.
Lo acompañarán las alegrías sin edades de millones de cubanos reunidos en torno del histórico escenario y frente a televisores.
Lindas canciones: clásicos y estrenos; mucho sentimiento compartido por la paz verdadera entre los hombres; horas de disfrute musical bajo el fuerte sol caribeño, inédito coro improvisado por incontables gargantas cubanas y de muchas otras nacionalidades reunidas en torno a la voluntad de amar, de reír, de derribar barreras es el vaticinio claro, desprejuiciado.
No lo impedirán avaros mercachifles, ni victimarios políticos vendepatrias, ni apocalípticos personajes corrompidos, ni histéricos rompe-discos de Miami…, parodiando la célebre canción de Amauri Pérez.
La prensa amarilla del sur de la Florida, arropada de tradicional aguafiestas, una vez más hace el ridículo, después de haber orquestado su habitual campaña de agoreros vaticinios represivos en torno a la celebración del concierto.
El gran espectáculo trascenderá las fronteras de la Isla y viajará hasta todos los que quieran enterarse para disfrutar, al tiempo que comprobarán verdades sin mediadores acostumbrados a medrar; sin presentadores entrenados en manipular; sin “paparatsis” con cámaras ocultas, ni irreverentes cazadores de intimidades.
Se disfrutará la música y la legítima intención de tender puentes de paz.
Cuando el viernes Juanes arribó a La Habana, declaró su entusiasmo al constatar la alegría reinante: “La recompensa por todo el trabajo”, afirmó.
El concierto del domingo dio amplia respuesta a su única duda compartida con Miguel Bosé antes de la apertura: “¿Seremos capaces de cantar ante tanta gente y con tanta emoción?”
No tengo dudas de que rebasarán las expectativas. Se echarán a la gente en el corazón y el fraternal sentimiento compartido trascenderá fronteras, y si algunas lágrimas escaparan a través de las pantallas de los televisores y en reuniones familiares, serán de felicidad al sentir que desde La Habana las manos se extienden y los hermanos se abrazan.
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julio -