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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Libro Vamos a Cuba, la amargura de Miami

Libro Vamos a Cuba, la amargura de Miami

Roberto Pérez Betancourt

 

 Casi tres años después de haber sido retirado el libro  bilingüe Vamos a Cuba (A Visit To Cuba) de las bibliotecas  públicas escolares del condado Miami-Dade, cinco escolares  cubanos siguen sonriendo desde su portada ante la amargura de los impugnadores.

  El tribunal federal de apelaciones del conocido Onceno  Circuito de Atlanta, Georgia, falló 2-1 a mediados de febrero  para volver a retirar el volumen de los anaqueles.

   Esa decisión respalda al grupúsculo de amargados integrantes  de la Junta Escolar, no resignados a admitir que las verdades  contenidas en el libro brillan con luz propia.

   La instancia deroga la interdicción preliminar de un  magistrado, quien antes había admitido se trataba de  discriminación y censura arbitraria privar de Vamos a Cuba a                   los lectores.

   ¿Qué les molesta a los impugnadores del volumen escrito por la  reconocida ambientalista norteamericana Marjorie Stoneman  Douglas?

    Les corroe la verdad. Las malas entrañas se les retuercen  cuando leen que en la Isla todos los niños pueden ir a la  escuela gratuitamente, vestir uniformes, sonreír, educarse y  acceder a cualquier nivel de enseñanza en goce de plena igualdad social.   

  No quiere la mafia anexionista que sus hijos  hagan preguntas inquietantes a los padres censores.

   La autora es reconocida por su lucha a favor de la  conservación del humedal de los Everglades y del cuidado por  el equilibrio de la naturaleza, al contrario de lo que han                   estado haciendo durante decenios grupos terroristas  anticubanos, como Alpha 66, en ese Parque Nacional   estadounidense.

   El fallo de 177 páginas fue escrito por el juez de apelaciones  Ed Carnes, uno de los dos que se plegaron a las demandas de  los ofendidos defensores del anexionismo cubano.

  El también magistrado Charles R. Wilson emitió su criterio  discrepante cuando dijo: "La prohibición de libros infantiles  de la biblioteca de una escuela pública bajo circunstancias  como estas ofenden la Primera Enmienda’’, reseña la prensa de Miami.

 La controversia no termina, aun después de haberse  gastado más de un cuatro de millón de dólares en trámites.

  En similar sentido condenatorio se pronunció el diario The New  York Times.

  Por su parte, juristas de la Unión Americana de Libertades   Civiles (ACLU) siguen abogando porque el libro de los cinco  sonrientes muchachos cubanos permanezca en las bibliotecas  escolares y estructuran la próxima apelación.

  "Claramente, esto no se puede permitir. Tenemos que tomar  otras medidas’’, dijo Howard Simon, director ejecutivo de la  ACLU en la Florida...Vamos a impedir que las bibliotecas de  las escuelas de Miami-Dade sean privadas de puntos de vista  que algunas personas en la escuela encuentran cuestionables.   Por mucho que traten de evadir los hechos y torcer la ley, la   censura es la censura’’.

                       

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