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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

AGUA HELADA SOBRE LA MAL LLAMADA "TV MARTÍ"

AGUA  HELADA  SOBRE  LA  MAL  LLAMADA  "TV  MARTÍ"

En la foto: 10 millones de dólares de contribuyentes norteamericanos echaron en el cesto de la basura con un avión para  violar el espacio de Cuba en un fallido intento televisivo

 

Por Roberto Pérez Betancourt

 

 “En vivo y en directo”, como  televisión en tiempo real,  apologistas interesados de la mal llamada TV Martí, inventada por el gobierno de EE.UU. para agredir a  Cuba, acaban de bañarse en agua helada, luego de que varios inmigrantes procedentes de la Isla testimoniaran a la prensa norteamericana   que la emisora pirata no se ve en su país de origen.

En realidad el fraude no es  nuevo. Todo el que ha estado en Cuba sabe que TV Martí es una sostenida estafa multimillonaria de 22 años a los contribuyentes norteamericanos.

Un cable del corresponsal Alan Díaz, de la Agencia AP, publicado el 30 de julio en el Nuevo Herald de  Miami, La Opinión, de Los Ángeles, y otros medios de prensa,  refiere declaraciones de más de 20 cubanos recién llegados a EE.UU. quienes, objetivamente,  desmienten afirmaciones contrarias de

Alberto Mascaró y otros funcionarios norteamericanos.

Mascaró es jefe de  personal de la Oficina de Transmisiones contra Cuba, que supervisa a Radio y TV Martí, y replicó  que espera que las conclusiones del Departamento de

Estado sobre la efectividad de la emisora pirata “se traduzcan en una mayor confianza en las emisiones”.

El funcionamiento de la televisora les cuesta a los ciudadanos de Estados Unidos más de 20 millones de dólares al año solo en  impuestos, admiten fuentes periodísticas del país norteño. Este año el Gobierno dispuso de 37 millones para financiar las transmisiones ilegales.

Haciendo gala de un lenguaje eufemístico rebuscado, el reporte de la AP dice : “La televisora se mantiene en sintonía con los puntos de vista del sector más radical del exilio cubano en Miami, el liderazgo político cubanoamericano, y los esfuerzos de algunos legisladores de interrumpir las transmisiones del canal de 17 años nunca han logrado llegar demasiado lejos”.

La traducción “en tiempo real” de ese párrafo sería: La llamada TV Martí en verdad responde a intereses de la extrema derecha fundamentalista que gobierna en EE.UU. y protege a terroristas radicados en Miami con la anuencia del gobierno de  W. Bush, incluidos  legisladores de origen cubano-americano, a todos los que desde hace 17 años   beneficia económicamente.

Lo cierto es que quienes se relacionan con los medios de difusión patrocinados directa o indirectamente por el gobierno estadounidense, están al tanto de las peripecias burocráticas y los escándalos de corrupción, fraude en nóminas, nepotismo,  y otras lacras que han caracterizado a ejecutivos de la televisora pirata desde su inauguración  en 1985.

El Office of Cuba Broadcasting (OCB) ha constituido un mecanismo de  corrupción al cual se vinculan políticos de renombre, como deberá comprobar la comisión del Congreso estadounidense que  investiga  a esa filial de la Voz de América por iniciativa de los   representantes Bill Delahunt y Jeff Flake.

En la memoria de analistas está fresca aún la renuncia del  corrupto Salvador Lew a su   puesto de director de la OCB después de numerosas  denuncias de  corrupción. Su  padrino George W. Bush escogió para  reemplazarlo a Pedro Roig, el actual director, tan o más corrupto  que el mismo Lew.

A veces las pugnas internas para ver quién arranca la tajada mayor desembocan en denuncias anónimas y crean un estado de opinión adverso a los beneficiarios mayores del fraude. Cuando se intenta calmar el ambiente con investigaciones   oficiales, estas pueden conducir a “descubrimientos” tales como los que llevaron a prisión  a José M. Miranda, alias ''Chema''

Se trata de un   ex director de programas de TV Martí,  condenado en abril último  a dos años y tres meses de cárcel, seguido de tres años de libertad condicional y una multa de cinco mil dólares por haber aceptado sobornos de una empresa de producción de programas de televisión contratada por la emisora gubernamental estadounidense.

Entre las más recientes “innovaciones” para tratar de que TV Martí se viera en la Isla estuvo  la compra de  un avión militar EC-130 por 10 millones de dólares, con lo cual solo consiguieron ratificar la ampliación el fiasco técnico y engrosar más los bolsillos de los vividores.

En términos generales el gobierno estadounidense ha despilfarrado en TV Martí  más de 500 millones de dólares. Los intentos de poner en el aire la señal de TV Martí a través de TV Azteca, una televisora mexicana, también han fracasado.

Al jarro de agua helada que acaba de bañar a los apologistas interesados de TV Martí se añade otro proveniente de quienes, en el mismo territorio de Miami, afirman que aunque allí captan de vez en cuando la señal televisiva, no se sientan a mirarla ni aunque les paguen, por aburrida, falta de credibilidad y pedestre.

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