JULIO: MES DE NUMEROSOS ATENTADOS CONTRA CUBA
Por Roberto Pérez Betancourt
Documentados en el lapso de 38 años, más de 70 actos terroristas contra Cuba en el mes de julio fueron ejecutados por terroristas auspiciados por gobiernos norteamericanos, de los que se derivaron al menos 15 asesinatos y varias decenas de heridos.
Las acciones vandálicas de grupos organizados, adiestrados y financiados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, han abarcado objetivos económicos, políticos y sociales dentro del archipiélago cubano, y también sembraron tragedias y afectaron intereses económicos de una veintena de naciones, desde 1960 hasta 1998.
El propósito de aterrorizar incluyó procedimientos como crueles asaltos armados contra familias indefensas, secuestros de naves aéreas y marítimas, colocación de explosivos, y otros hechos repudiables. De esas acciones vandálicas, que todavía traman los enemigos de la nación cubana, también han sufrido consecuencias personas y establecimientos de los propios Estados Unidos -especialmente Miami--, Jamaica, Canadá, Puerto Rico, Francia, Panamá, Italia, España, Barbados, México, Colombia, Costa Rica, Perú y el Reino Unido. Obviamente, el interés agresivo de los terroristas y sus patrocinadores no reconoce límites ni respeta fronteras, lo que demuestra su irreverencia hacia la comunidad internacional de naciones y subraya la peligrosidad de sus actos. La piratería aérea se ha hecho sentir particularmente en julio con la complicidad de la administración norteamericana. El tres del citado mes en el año 1961 resultó gravemente herido el custodio del avión DC-3, matrícula CUT-38, de Cubana de Aviación, en vuelo Habana-Camagüey, cuando el aparato fue secuestrado y llevado a EE.UU. La nave no fue devuelta ni tampoco su carga, lo que ocasionó daños a Cuba por 160 mil dólares. En igual fecha también fue secuestrado un avión agrícola tipo Piper PA-18, matrícula CUE-636, en la provincia de Matanzas --100 kilómetros al este de La Habana--, y llevado a igual destino con pérdida de nueve mil 700 pesos. Es clara la complicidad de las autoridades estadounidenses en las acciones criminales, como la registrada el cuatro de julio del año 1992 cuando terroristas procedentes de Estados Unidos atacaron objetivos económicos en costas habaneras. Al ser detectados por la defensa cubana, los atacantes se desplazaron hacia aguas cercanas a Varadero --130 kilómetros al este de la capital--, donde su embarcación sufrió averías mecánicas. Guardacostas norteamericanos los rescataron y comprobaron que portaban armas, las cuales les fueron ocupadas.Sin embargo, luego de interrogados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) en EE.UU. los piratas simplemente fueron puestos en libertad a pesar de las evidencias en su contra. Hechos semejantes se repiten a través de la historia de agresiones contra Cuba. El nueve de julio de 1976 explotó un artefacto colocado en uno de los equipajes a bordo de la nave de Cubana de Aviación que cubriría el viaje entre Kingston -Jamaica- y La Habana. Por retraso en la salida del vuelo el hecho ocurrió en tierra. Era solo el anticipo de la tragedia que sucedió en octubre del mismo año, cuando estalló en el aire el avión DC-3 de Cubana que cubría el trayecto entre Barbados y La Habana. Allí perecieron 73 personas. Los autores intelectuales de esa masacre deambulan libremente en la ciudad de Miami, liberados y protegidos por los gobiernos de George Bush, padre e hijo. Ellos se nombran Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, dos de los principales artífices de actos terroristas contra Cuba a lo largo de la historia. No son los únicos, otros de igual calaña, sus compinches, también se pasean ahora por las calles floridanas, donde gozan de la impunidad que les otorga la sombrilla del clan Bush. (Fuente: www.cip.cu)rpb
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