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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

JOSÉ MARTÍ, LA PALABRA Y LA VERDAD DEL CORRESPONSAL

JOSÉ  MARTÍ,  LA  PALABRA  Y  LA  VERDAD  DEL  CORRESPONSAL

Por Roberto Pérez Betancourt  

 Plenos de enseñanzas múltiples, los 42 años de vida del cubano  José Martí y Pérez, Apóstol de la Independencia, atesoran una fuente de aprendizaje invaluable,  desde su niñez hasta su muerte física, en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, donde combatió a caballo y de cara al sol por la libertad de su patria.

  Este año conmemoramos el aniversario 112 de esa caída, fatal para  Cuba, por la pérdida de su hijo más ilustrado y lúcido,  ilustrativa también de la fuerza de  la buena voluntad, cuando  esta trasciende con  ejemplo de héroe en la conciencia de los hombres.

  De Martí hablamos en presente, no por inspiración mística,  ni obsesiva ceguera ante  la muerte,  compañera de todos durante el trecho finito que recorremos en el tiempo universal, sino porque el verbo de Martí, expresivo de su pensamiento, fue tan adelantado a su época en  lo que dijo y obró, que se siente  partícipe de la aventura actual de la humanidad.

  Hoy deseo recordar especialmente a José Martí  corresponsal, porque como tal  se desempeñó durante 15 años prolíferos de su vida, especialmente en territorio norteamericano, desde donde redactó y reportó noticias, comentarios, glosas, reportajes, columnas, críticas literarias, artísticas y hasta deportivas, artículos, informaciones…

  De hecho, Martí  abarcó todos los géneros que hoy  identifica la didáctica periodística. Lo hizo con  estilo avanzado, a pluma y tinta. Como buen corresponsal, cuando redactaba preveía la demora en la llegada de sus envíos al Editor y después a la imprenta, a fin de que no se  empañara la actualidad de los reportes.

   Martí, cuya fina estilística en cartas y  ensayos acostumbra utilizar  sintaxis y  puntuación  irregulares, al extremo de exigir del lector atención sosegada para poder adueñarse del alma del mensaje, nos sorprende en la columna periodística que tituló Sección Constante, y en otros géneros,  con síntesis informativa, a la vez abarcadora y moderna, de  donde mucho se aprende.

  Ese aprendizaje debe observar especialmente  la  ética irrenunciable del corresponsal José Martí, quien invariablemente practica un periodismo afín con sus convicciones ideológicas y políticas, sin dejarse sobornar ni amedrentar,  que le obligó a renunciar varias veces a colaborar en publicaciones cuyos propietarios le exigían atemperar denuncias y supeditarse a los intereses mercantilistas del diario.

  No titubeó Martí en  sostener criterios propios, aunque le representase dejar de percibir ingresos monetarios, que tanto necesitaba, o inclinarse genuflexo ante la censura del poderoso dueño del impreso para conservar  centavos, mientras calzaba las  suelas de sus zapatos  con papel periódico.

  Vale, en este día de recordación, escuchar al propio  Martí cuando alerta: “Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero. Las palabras están de más cuando no atraen, cuando no añaden. La verdad es para decirla, no para encubrirla”.

 

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