René González: Sin razones para el arrepentimiento
Por Roberto Pérez BetancourtRené González Shewerert, uno de Los Cinco cubanos luchadores antiterroristas injustamente encarcelados desde hace más de ocho años en Estados Unidos, no conoce razones para arrepentirse de lo que ha hecho.Con esa afirmación inició su alegato en la vista de sentencia celebrada el 14 de diciembre del año 2001, mostrando la misma seguridad en sí mismo que lo ha caracterizado durante todo el encierro, sin que su voluntad flaqueara, a pesar de castigos y el alejamiento de sus seres queridos y de su pueblo.Denunció el odio de los fiscales, volcado en acusaciones sin fundamento jurídico y confusos argumentos para enmascarar la verdadera practica terrorista contra el pueblo de Cuba por parte de elementos radicados en territorio estadounidense.Manipulación de evidencias, intentos de humillación y chantaje por parte de la fiscalía, incluso mediante abusos con la familia de René, se hilvanan en la lógica de este hombre, nacido en los propios Estados Unidos el 13 de agosto de 1956, apresado en septiembre de 1998 y condenado a 15 años de prisión en 2001 por delitos no cometidos.Al aludir a las actividades que desarrollaba junto a sus compañeros para alertar sobre crímenes que planeaban y ejecutaban elementos anticubanos desde el sur de la Florida, René fue diáfano: “Haría lo que hice y tomaría los riesgos que tomé por cualquier país en el mundo, incluyendo a los Estados Unidos, más allá de consideraciones políticas. “Yo creo firmemente que se puede ser católico y ser buena persona, se puede ser judío y ser buena persona, se puede ser capitalista, musulmán o comunista y ser buena persona; pero no existe algo como una buena persona que sea terrorista. Hay que estar enfermo para ser terrorista, como hay que estarlo para creer que exista algo como un terrorismo bueno”, subrayó. Sus palabras ponían de manifiesto la doble moral del Gobierno norteamericano, cuando dice combatir al terrorismo y sin embargo condena inocentes y ampara a Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, autores intelectuales del sabotaje a una nave de Cubana de Aviación donde perecieron 73 personas. René trascendió la retórica y fue a los hechos: Citó al fiscal Kastrenakes, “que defiende el derecho de José Basulto (connotado terrorista asentado en Miami) a romper la ley siempre y cuando se anuncie en la televisión”, y “a un experto en terrorismo como el señor Hoyt, quien piensa que diez explosiones en el período de un año serían una ola de terrorismo en Miami, pero no en La Habana…”De inmediato denunció la ignominia de otros terroristas que actúan impunemente desde territorio norteamericano, y citó nombres representativos de la venalidad: “… los agentes Ángel Berlinguerí y Héctor Pesquera, el último el propio jefe del FBI local, se pavonean como invitados en las mismas estaciones de radio, con las mismas personas y en los mismos programas en que, violando las leyes federales, se recoge abiertamente dinero para organizar acciones terroristas o defender terroristas alrededor del mundo”. Tras enumerar injusticias e hipocresías sufridas y evidenciar la prevaricación de funcionarios parcializados, recordó René que a sus hijas solo les habían permitido ver a su padre dos veces en 17 meses de cautiverio. “Dejen a Cuba tranquila –clamó--. Hagan su trabajo. Respeten la soberanía del pueblo cubano. Yo despediría gustoso al último espía que se regrese a la Isla. Nosotros tenemos mejores cosas que hacer allí, todas más constructivas que vigilar a los criminales que se pasean impunes en Miami…” Después habló de Cuba, narró anécdotas de su familia y del cariño de su pueblo, agradeció a los norteamericanos honestos su disposición ante la verdad y repudió la mentira en boca del fiscal Kastrenakes cuando este se atrevió a asegurar que Los Cinco habían intentado destruir a Estados Unidos. Exhortó a los norteamericanos a que se aferren “…a los valores reales y genuinos que motivaron las almas de los padres fundadores de esta patria”, y alertó: “El poder y la tecnología pueden convertirse en una debilidad si no están en las manos de personas cultivadas, y el odio y la ignorancia que hemos visto aquí hacia un pequeño país, que nadie aquí conoce, puede ser peligroso cuando se combina con un sentido enceguecedor de poder y de falsa superioridad.”Refiriéndose a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., afirmó: “La tragedia que hoy enluta a este pueblo se engendró ya hace muchos años, cuando en un lugar tan lejano como desconocido se nos hacía creer que unas personas, derribando aviones civiles y bombardeando escuelas, estaban combatiendo por la libertad por el solo hecho de combatir al comunismo. “Yo nunca culparé al pueblo norteamericano de aquella falta de visión, pero quienes proveían a aquellas personas de misiles y les creaban una imagen que no coincidía con sus actos criminales cometían también el crimen de la hipocresía”. Y sentenció René: "La hipocresía de ayer es a la tragedia de hoy lo que la hipocresía de hoy será a la tragedia de mañana".Por último, sin razones para el arrepentimiento, enfatizó que Los Cinco seguirán apelando a los valores y la vocación por la verdad del pueblo norteamericano, con toda la paciencia, la fe y el coraje que les puede infundir el crimen de ser dignos.
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