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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

El ahorro: importante fuente de ingresos para todos

El ahorro: importante fuente de ingresos para todos

Roberto Pérez Betancourt

 

Ahorrar, en cualquier circunstancia, no es utopía, sino acción posible y necesaria, aportadora de beneficios a la economía familiar y empresarial, cuando se asienta sobre una base de razonamiento desprejuiciado, que permite analizar cada gasto planificado y discernir entre lo superfluo, lo imprescindible, lo necesario y lo imprevisto.

   Numerosas personas utilizan ese procedimiento cada mes de forma empírica, pues descubrieron que significa una fuente importante de ingresos monetarios.  

   ¿De qué se trata? Toma en cuenta el costo de la cantidad de un producto o servicio que acostumbramos a adquirir, y luego de un análisis inteligente, lo resta del gasto real que necesitamos realizar en el período siguiente. La diferencia se traduce en ahorro monetario real.

  ¿Varita mágica?, “¿Teque?”. Nada de eso. La mala costumbre nos lleva a veces a comprar llevados por el afán lógico de hacer reservas de algo que quizás después escasee, en un intento, comprensible, de garantizar nuestros inventarios frente a un abastecimiento impredecible. También el mal hábito nos bloquea acciones básicas necesarias, y   dejamos encendidos innecesariamente electromésticos y luminarias, o incluso utilizamos el automóvil para recorrer apenas unas cuadras, en vez de ejercitar las piernas y reducir el costo de ese transporte, por lo general caro y de insumos deficitarios.

 

  Informarse: ¿Cuánto y dónde comprar?

 

  En la práctica, guiados por la costumbre podemos acumular cantidades indeterminadas de artículos que, en cálculo potencial, no volveremos a necesitar hasta dentro de un periodo largo, sin embargo, seguimos gastando en él, y en ocasiones hasta tenemos que echar a la basura alimentos cuya fecha de consumo caducó, o simplemente se echaron a perder porque no los empleamos en el tiempo debido…

   Hablo de la economía doméstica, de ir a la bodega a comprar el pan y los víveres de la canasta básica normada; de visitar el agromercado estatal y al carretillero que se adelantó para llenar sus carretillas en ese propio comercio, donde los precios son un poco más bajos, para después elevarlos ante el consumidor ocasional con la autojustificación moral de que está “acercando el producto al consumidor”.

  Me refiero también a los comerciantes inteligentes que benefician las viandas, limpiándolas de tierra y hasta las pelan y envasan, pues aprendieron que “el valor añadido” hay que pagarlo, porque ahorra esfuerzos al comprador y le permite a éste ganar el producto más preciado: tiempo…

  No pueden faltar los que operan por la izquierda. Recorren las barriadas en horarios que ya conocen para evadir a los inspectores y otras autoridades, y a su paso van ofreciendo alimentos deficitarios en el mercado o que se expenden normados y a precios controlados… Otros simplemente adquieren mercancías en las tiendas recaudadoras de divisas y las revenden, multiplicando lo que pagaron por la moneda convertible para reabastecerse de esta en el mercado informal y obtener una ganancia notable…

   No intento juzgar a nadie, sino recordar realidades domésticas cotidianas para formular esta pregunta: “¿Cuánto y dónde comprar?” La respuesta concreta debe pasar por la experiencia acumulada para no desperdiciar, no botar, y llegar a comprender que mucho de lo que adquirimos a precios súper elevados y calidades inciertas, lo podemos comprar en establecimientos que venden más barato y están mejor surtidos.

  Es obvio: informarse, asesorarse, no desesperarse ni dejarse llevar por agobios momentáneos, sino razonar y actuar con serenidad e inteligencia es clave para el ahorro.

  Por supuesto, hemos abordado solo una arista del gran problema del comercio y la economía doméstica.

   Enseñanzas válidas para el sector empresarial

  Para el sector empresarial igualmente las enseñanzas expuestas son válidas.  Además, urge tener en cuenta la intolerancia ante el despilfarro y la improvisación, que se traducen, entre otros males, en costos elevados, poca o ninguna rentabilidad e inventarios inflados de productos que no se necesitan, adquiridos en un afán de comprar y acaparar sin ton ni son, práctica antidiluviana que hoy conduce a la quiebra.

  La raíz del derroche puede hallarse también en conductas delictivas, o falta de control por parte de funcionarios y entidades responsabilizadas con los medios disponibles, lo que facilita a los oportunistas medrar con el bien público.

  Sobre el ahorro, el presidente Miguel Díaz Canel-Bermúdez es un abanderado de las medidas que contribuyen a economizar en todos los sectores en favor de la Economía del país.

  Sistemáticamente el mandatario cubano ha insistido en mantener el ahorro como premisa de trabajo, al intercambiar  con los presidentes de los Consejos de la Administración de todas las provincias, en reuniones donde  se discuten asuntos vitales para la economía del país, que deciden su buena implementación en los territorios.

   Sin dudas en la actualidad el viejo axioma de que el más cercano y seguro de los ingresos es el ahorro, adquiere relevancia en todos los ámbitos de la economía empresarial y doméstica.

 

 

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