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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Goicuría: memoria agradecida del 56…, de 2020, y de mañana también

Goicuría: memoria agradecida del 56…, de 2020, y  de mañana también

Roberto Pérez Betancourt

 

 

Para los matanceros que peinan canas, el domingo 29 de abril de 1956 sigue fresco en la memoria, porque ese día la Ciudad de Matanzas se estremeció con una noticia trascendente: el asalto al cuartel Goicuría, guarida de la soldadesca batistiana, en un contexto de mucha tensión política, con Fidel Castro al frente del Movimiento 26 de Julio, intentando llegar a la Sierra Maestra, donde arribó finalmente en diciembre para desatar la lucha guerrillera, en tanto  el movimiento obrero en actividades clandestinas también ganaba conciencias en pos de un objetivo común: derrotar a la tiranía pro imperialista.

  Este 29 de abril se cumplen 64 años de aquella hombrada que cada año rememoramos, agradeciendo a  aquellos jóvenes liderados por Reynold García, que a 100 kilómetros al este de la capital cubana protagonizaron un aldabonazo más para el llamamiento a la lucha armada.

  Aquel  valeroso grupo de patriotas se abrió paso hacia la inmortalidad en el intento de tomar por las armas uno de los cubiles de la sangrienta dictadura de Batista, que padecía la nación cubana desde el 10 de marzo de 1952, cuando

el tirano  perpetuó un golpe de Estado, amparado por el gobierno de Estados Unidos, y se encaramó sobre el altar de la patria, desoyendo el alerta de José Martí, Apóstol de la Independencia de Cuba, quien había advertido: “La Patria es ara, no pedestal”.

  En el Goicuría radicaba el Estado Mayor del regimiento provincial del ejército batistiano. El matancero Reynold García había reunido a un valeroso grupo de jóvenes decididos a arrebatar las armas a los 27 soldados de la fortaleza e incorporarse  a la lucha insurreccional liderada  por Fidel Castro.

  Aunque los revolucionarios habían previsto el factor sorpresa como base para su acción, esta se frustró por un inesperado accidente del primero de tres camiones que transportaban a los asaltantes, el cual se estrelló contra un muro del cuartel y alertó a la soldadesca que  repelió la tentativa, según me relató en su momento el colega Manolo García, hermando de Reynold.

De inmediato cayeron acribillados a balazos seis revolucionarios, el primero de todo el líder de la temeraria acción. La orden de Pilar García, jefe del regimiento, no admitía titubeos: ni heridos ni prisioneros, dijo, y comenzó la masacre a sangre fría hasta el número de 11 revolucionarios.

  La historia de lo que siguió se ha narrado en múltiples ocasiones, pero cada año es una nueva oportunidad para refrescarla a la vista de los que acceden por vez primera a la epopeya: Aún con las manos atadas, Julio García Rodríguez fue ultimado a traición por la espalda. La foto de un reportero de prensa dejó constancia gráfica del hecho.

   Otros tres asaltantes más fueron asesinados después: Mario Vázquez, César Rodríguez y Jorge Armengol. La lista de muertos se elevó a 15. La tiranía raptó sus cadáveres y los sepultó en secreto en fosas comunes.

  Tras el triunfo de la Revolución cubana el primero de enero de 1959,  los restos de los mártires del Goicuría fueron localizados e identificados, y actualmente reposan en un mausoleo edificado para ellos en la necrópolis de San Carlos en la ciudad de Matanzas.

   Allí permanentemente tremola la bandera cubana en honor a los valientes luchadores por la verdadera independencia de la patria cubana, que llegaría el primero de enero de 1959, cuando los barbudos guerrilleros coronaron la hazaña que estremecería al mundo: el triunfo de la revolución de Fidel Castro y sus compañeros frente a la oligarquía aupada por el imperialismo yanqui

   Es una Revolución con mayúscula, que aun hoy continúa bregando contra los renovados intentos imperiales de doblegar la voluntad colectiva de hombres y mujeres, empeñados en preservar eternamente las conquistas de justicia social. 

  Y como la épica en el recuerdo contribuye a que no olvidemos raíces, razones y propósitos, en esta fecha, los que peinamos canas unimos la memoria lúcida  para el relato necesario, inspirados en el deseo sincero de que las nuevas generaciones , las del relevo activo, tampoco olviden a aquellos anónimos del pueblo, el mismo del 56, el mismo de este 2020, el de mañana también. )29/04/20)

 

 

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