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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

CHILE Y ALLENDE, ALERTA QUE CAMINA...

CHILE Y ALLENDE, ALERTA QUE CAMINA...

Por Roberto Pérez Betancourt

Los revolucionarios chilenos solían corear en los mítines de la Unidad Popular: “Alerta que camina la Revolución por América Latina…”

 El cuatro de septiembre de 1970, el presidente  Salvador Allende -- en la foto- en su discurso tras el triunfo electoral le  expresaba a su pueblo: "... Respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro que   siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído, de convertir en   realidad el programa de Unidad Popular."  

  Este 11 de septiembre se cumplen 34 años del cruento golpe de Estado perpetrado contra Allende, cuya ejecutoria pública sentó cátedra de honestidad  paradigmática.  Su antípoda fue el criminal que asaltó el poder movido por los hilos trágicos del hegemonismo norteamericano y la alta burguesía chilena, Augusto Pinochet,  que en su senilidad arrastró los estigmas de la inmoralidad pública como vulgar delincuente común.

  Contra el socialismo a la chilena se aliaron los millones de dólares que llegaban por valija diplomática para comprar conciencias, asesinos uniformados y civiles, y propalar cataratas de infundios a través de  medios de difusión masiva controlados.    

  Procedente de Estados Unidos también arribaba  dinero para financiar huelgas, desabastecer mercados y pagar a la quinta columna interna.

  El Estado burgués chileno, intacto, cerró filas en sus clásicos poderes: judicial y legislativo. El Ejército, que en teoría debió servir a la Constitución de la República, cedió  ante el oro norteamericano.

   El escritor Gabriel García Márquez, refiriéndose a Allende, precisó: “La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo   congénito de la violencia y revolucionario apasionado, y él creía haberla  resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa.

  La experiencia le enseñó demasiado tarde a Allende que no se puede cambiar un  sistema desde el gobierno, sino desde el poder.

   En el lapso que duró el gobierno de la Unidad Popular, el pueblo chileno aprendió que se puede producir, abastecerse y gobernar sin trasnacionales ni burgueses,  pero demasiado tarde supo que sin armas no se puede   consolidar el poder  frente a  acorazados y dólares imperiales. 

  Precisamente es esa una lección que el pueblo cubano ha asimilado en sus 48 años de independencia real frente a los intereses norteamericanos y que deben aprovechar venezolanos, bolivianos, ecuatorianos y todos los que se aboquen a la disyuntiva de creer en ilusiones de  retórica burguesa o labrar  su propio destino a golpe  de  voluntades propias.

  

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