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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

José Martí, siempre de cara al sol

José Martí, siempre de cara al sol

  Roberto Pérez Betancourt

   Este 19 de mayo se cumplen 122 años de la caída, de cara al sol, del cuerpo del Apóstol de la Independencia, José Martí y Pérez, en Dos Ríos, oriente de Cuba, quien  como ningún otro cubano supo unir voluntades patrióticas para llevar adelante la guerra necesaria frente al colonialismo español.

  Su gran mérito: la conjunción acertada de veteranos patricios de la Guerra de Independencia, iniciada el 10 de octubre de 1868, y aguerridos cubanos del 95.

 Luego de organizar la insurrección armada y dar la orden de alzamiento en la Isla, el 24 de febrero de 1895, se empeñó Martí en ocupar un puesto en la caballería y empuñar las armas,  dispuesto a dar su vida para conquistar la libertad, abonada con  sangre derramada ya entonces a lo largo de casi tres décadas de batallar en la manigua y en las ciudades, en Cuba y en el exterior.

  Fiel a sus principios, Martí cabalga aquel 19 de mayo. Él mismo lo había dicho: “Quien quiera mandar ha de entrar en la caballería”. Líder indiscutible de aquel levantamiento armado, espolea su caballo para incorporarse a la vanguardia de la tropa que iba al encuentro de las fuerzas coloniales españolas.

 El generalísimo Máximo Gómez intenta disuadir a Martí, pero nada podrá ya impedir que  la estrella que brilla en la frente del Apóstol vaya en pos del sol del mediodía.

   Junto al nombrado General José Martí cabalga también el teniente Ángel de la Guardia. Ambos se exponen en demasía a la balacera enemiga y tres proyectiles impactan el cuerpo del Líder del Partido Revolucionario Cubano.   Uno de ellos lo transportará a la inmortalidad. 

   De nada valdrá a la tropa española exhibir el cadáver  como trofeo de guerra. La semilla de la libertad, sabiamente sembrada con ideas de patriotismo y razones de independencia, seguiría germinando a través del tiempo y del batallar de los cubanos.

   Pasarían 64 años hasta que  un radiante primero de enero de 1959, con el triunfo del Ejército Rebelde comandado por Fidel Castro y por las ideas del propio José Martí, se alcanzara la definitiva independencia de la patria.

  La obra toda de  José Julián Martí y Pérez, el cubano mayor, es  fuente de inagotable aprendizaje. Se podría eslabonar numerosos adjetivos en afán de calificar el verbo martiano, pero lo mejor es conocerlo a través de un diálogo abierto con  ese hombre, revolucionario, periodista, poeta, ensayista, dramaturgo, que transitó 42 años de la historia del siglo XIX cultivando su inteligencia con la voluntad alimentada por una fe infinita en el destino de la humanidad.

Martí  es un hombre intemporal por muchas razones, especialmente por su capacidad de visionar el futuro.

Con su admirable sagacidad el Maestro alerta contra los peligros que entraña  la voracidad política de individuos y gobiernos no  percatados de que su tránsito en la vida es tan efímero como toda la gloria del mundo, que, afirmó él,  puede reunirse en un grano de maíz.

Representan  los aniversarios de los próceres singulares momentos para la reflexión y el repaso de sus vidas ejemplares. Pero existen inmortales hombres, como  Martí, que no deben esperar  un día o  un año en el calendario.

Lo que ellos dijeron y consecuentemente  hicieron en su momento, conserva la frescura de la inmediatez, sin asomo de hojarasca ni egocentrismo, con la sencillez del amigo que da un consejo sabio, con la profundidad del sabio que  ayuda a enrumbar la nave, ya sea de frente al sol o bajo un cielo sin estrellas.

  Más allá de  aniversarios y conmemoraciones, festivas o luctuosas, el verbo de nuestro amigo José Julián Martí y Pérez  abre todos los días su tertulia política y literaria, humanística, a cualquier hora, con todos y para el bien de todos, e   invita a visitarla y  dialogar con él.

  Este 19 de mayo, hasta la tumba física del Héroe Nacional, en el cementerio de Santa Ifigenia,  Santiago de Cuba, allí donde igualmente reposan las cenizas del Comandante invicto Fidel Castro,  volverán a llegar las tradicionales rosas blancas ofrendadas cada año  por sus compatriotas en el archipiélago cubano.

... Y donde quiera que un cubano honesto,  conocedor de su historia, se encuentre  este día, seguramente tendrá un pensamiento de agradecimiento hacia aquel  que nos sigue acompañando con su verbo lúcido y fecundo en las nuevas batallas y el empeño común de preservar la soberanía nacional. (TVY)(18/05/17)

 

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