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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

¿Recursos inmovilizados en anaqueles empolvados?

¿Recursos inmovilizados en anaqueles empolvados?

Roberto Pérez Betancourt

A finales de la década de los 60 del siglo pasado (¡hace más de 45 años!), fui contratado para implantar un sistema de control de medios básicos (activo fijo) en la que entonces se nombraba Empresa de Servicios Automotrices (ESA) en la provincia de Matanzas. Se imponía sobre todo una revisión in situ de los almacenes de la entidad para  comparar lo que decía el submayor de activos con las existencias físicas. El resultado de las primeras semanas fue espectacular: decenas de medios básicos registrados permanecían ociosos, sin explotar,  cantidades igualmente sorprendentes de equipos fueron halladas sin que aparecieran en la relación de existencias, mientras que otros medios inventariados brillaban por su ausencia.

  Recuerdo como si fuera ahora que el resultado inmediato fue el rescate de cientos de miles de pesos en valores y la investigación sobre el destino incierto de los activos “desaparecidos”.

  Lamentablemente, poco tiempo después, al llamado mal entendido de  “luchar contra el burocratismo” desaparecieron  controles,  inventarios, submayores, contabilidad,   supervisiones y las auditorías.

  Aquella errónea interpretación de “lo burocrático” generalizó el descontrol administrativo,  mal que, a pesar del tiempo transcurrido y las rectificaciones implementadas en los últimos lustros, todavía deja ver  secuelas que dejó, sobre todo en la mente de quienes de una forma u otra heredaron  prácticas  que obstaculizan el  control y el flujo de los inventarios de todo tipo.

  En realidad los inventarios de medios circulantes, ya sea para la venta, insumos de la propia entidad o de medios básicos  inmuebles, (maquinaria y herramientas sujetos a depreciación) registran un valor en libros y representan inversiones monetarias que permanecen inmóviles hasta que se realicen, ya sea a través del comercio o del uso económico en talleres de prestación de servicios para propios o terceros, y esos potenciales recursos materiales deben tomarse en cuenta al confeccionar planes de finanzas, inversiones  y abastecimientos, en unidades físicas y en valores.

  En este aspecto de la economía es importante tomar en cuenta el carácter ocioso o no de los medios inventariados y aplicar las instrucciones que corresponden para facilitar el flujo de esos productos, que sin utilidad pueden estarse deteriorando en un sitio mientras que en otro clamen por ellos, incluida la población,  para satisfacer múltiples necesidades, entre ellas las de mantenimiento o construcción.

  El tema fue abordado  en la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular en  diciembre de 2016. Allí,  el ministro de Economía y Planificación Ricardo Cabrisas dio a conocer un informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información, que daba cuenta que al cierre del mes de octubre de ese año se reportaba un extraordinario nivel de inventarios, principalmente de mercancías para la venta, con más del 29 % del total.

   Tomar esas existencias con vista al plan de este año y sobre todo, dar curso a la venta de lo que permanecía inmovilizado por causas diversas, incluidas valoraciones de precios y decisiones pendientes en el ámbito de los titubeos administrativos, eran factores imprescindibles para sanear esos datos en beneficio de la economía.

  Ha trascendido que la Contraloría General elaboró un diagnóstico preliminar sobre la gestión de los inventarios nacionales donde se identificaron deficiencias y errores en la captación de la información, así como problemas en la aplicación del Decreto 315/2013 «Reglamento para el Tratamiento y Gestión de los Inventarios, en particular de lento movimiento y ociosos», que no estaba implementado en las entidades visitadas, como precisa Juventud Rebelde en un reciente trabajo donde aborda que este último aspecto continúa siendo una cuenta pendiente, pues a pesar de los mecanismos de concertación que se han implementado, como ferias para darle visibilidad y salida a estos productos, se disminuye muy poco su presencia en los almacenes, amén de la flexibilización en la política de precios necesaria para que la comercialización fluya sin que los artículos en venta lleguen a convertirse en ociosos.

  Lo cierto es que a los recursos inmovilizados en anaqueles empolvados, ya sean del año pasado, desde un quinquenio  o un decenio atrás, es imprescindible darles vida y movimiento, porque significan dinero inactivo, y sobre todo alertan sobre la necesidad de afinar la puntería en la planificación de lo que se necesita realmente y de lo que se puede o no comercializar por demanda de los consumidores, pues lo contrario se traduce en más inventarios ociosos, con la diferencia de que ya superamos las lagunas burocráticas que decenios atrás suprimieron los controles. Hoy todo está sujeto a supervisión, afortunadamente.

 

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