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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

En tiempos de Covid 19: El pollo, la galleta, la cola, el nasobuco… y la policía

En tiempos de Covid 19: El pollo, la galleta, la cola, el nasobuco… y la policía

Roberto Pérez Betancourt 

No es una serie televisiva. Tampoco se trata de un cuento de ciencia ficción. Es la realidad actual en las calles de los barrios matanceros, semidesiertos casi todo el día y más en la noche, pero muy concurridos en el entorno de bodegas, carnicerías y placitas…

“Por favor, hay que mantener la distancia y con el nasobuco bien puesto”, alerta mi vecina Cuca después de solicitar… “¿El último en la cola del pollo?”. “Está más hacia atrás, allá por el center field”, informa Paco, siempre jocoso con sus analogías beisbolera. “¡Alabao!”, suelta Cuca, sin poder reprimir el asombro: “La cola llega a la tercera cuadra…” “Si, pero bien espaciada como tú misma pediste”, aclara Josefina, exhibiendo su nasobuco multicolor… “Yo mismita me lo hice”, afirma, y adivino su sonrisa perfecta detrás de la tela estrujada.

 “Oiga, compañero, por favor, si usted no tiene nasobocu búsquese uno porque lo van a regañar, y pueden multarlo”, le alerto a Perico, quien se dispone a entrar en la carnicería. “¿A quién?, ¿“A mí?, no ha nacido todavía…”

  No terminó de replicar cuando el carnicero detuvo a Perico antes de que traspasara  el umbral: “¡Aquí nadie entra sin taparse la nariz y la boca! Es una orden y hay que cumplirla”. Entonces vi y escuché a otro Perico: “Está bien, compañero, está bien. Pero que conste, que ya yo marqué y me toca entrar cuando regrese con el tapaboca ese” . “Y también la nariz, no se le olvide, le aclara Asunción, que acaba de llegar y “estoy como loca buscando el último”… Por aquí no, Asun, es más pa´llá, después de la calle Pilar….”  “Que va, vengo mañana”, dice y se marcha canturreando una cancioncilla, que según ella le ayuda a bajar el estrés.

  En ese momento lo divisé, sentadito tranquilo sobre una escalera de tres pasos que da acceso a una vivienda, el amigo Cándido, sin nasobuco, al sol, calentándose los huesos, y en ese instante mismo el sonido de una motocicleta, la del  compañero de verde olivo con casco y nasobuco, que detiene el vehículo  y le dice a Cándido: “Compañero, por favor, tiene que tapase la nariz y la boca así, desprotegido,  no puede estar en la vía pública, y menos en una cola”. “Sí, sí, ahorita me lo pongo –replica Candi, mirando hacia la lejanía”. ¡“Óigame, compañero!, que no se trata de un juego, el ahorita tiene que ser ahora. Por favor, retírese y de la escena y busque su protector”.

  Despacio, como si le pesaran lo pies y más las miradas de sus vecinos, Candito se incorpora y arrastra sus tenis rumbo a la casa, refunfuñando… “Pero de vuelta me toca entrar, no voy a hacer la cola dos veces. Voy a pedirle a mi mujer que me cosa un trapo de esos, no hay otro remedio,” Al pasar a mi lado le doy una palmadita de consuelo y entusiasmo para que vaya contento.

”No te preocupes, que yo te guardo el turno”, le dice Margarita a Candi, y después se pone a indagar “¿Tú sabes a como vino el pollo?”.  Igual que siempre Marga, por población y dieta, a precio barato, 55 centavos percápita… “Oye, ¿ya cogiste la galleta?. “¿Qué galleta, Margarita? ¿A quién le sonaron una galleta?”, se asusta Fernandito, la pareja de Andy el hermoso. “A nadie mijito. La galleta que están vendiendo en la bodega a 12.50 cup el paquete. Si te apuras, aprovechas, que hay poca gente en la cola…”, le informa Marga.

  “Bueno, ahora que ya cogiste el pollo,  márcame en la galleta, y procura que no estén muy partidas… , le digo a Olguita. Ya me toca entrar a mí, pero no me salvo de una reprimenda.

   “Oiga periodista, ¿usted no sabe que los de la tercera edad tienen que permanecer en casa¡?, me alerta Nancy, la mujer del policía, y añade machacona:  “Y usted es de la tercera avanzada…” “Sí Nancy, pero no tengo de otra. También necesito hacer mandados. Ahora voy a por el pollo, después por la galleta y el pan nuestro de cada día; después al agro a comprar plátanos y la papa, y más tarde a ver que cae en el jabuco…” Y sigo mi camino, meditando y contento, porque ya tengo el tema para una crónica en tiempo real de  coronavirus y convivencias,  sin perder la esperanza, eso sí, con nasobuco y las manos desinfectadas con solución clorada  de la bodega…. 

(TVY)(29/03/20).

 

 

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