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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Pablo de la Torriente Brau, inapagable, siempre en diciembre…

Pablo de la Torriente Brau, inapagable, siempre en diciembre…

 Roberto Pérez Betancourt
 


 El periodista y combatiente internacionalista, Pablo de la Torriente Brau, tiene dos fechas reservadas en diciembre de cada año para las cosas del recuerdo y el sentimiento: Un día 12 del año 1901 nació, y otro día de igual mes, el 19 de 1936, se fue a vivir junto a los grandes de la historia, los que trascienden el tiempo, esos que moran en cualquier sitio y a todas horas, los hombres inmortales.
  En la  caribeña isla de Puerto Rico vio Pablo la luz primera, y en la vecina Cuba, a los 19 años de edad, estrenó sus letras periodísticas que lo llevarían a un desempeño intenso del quehacer reporteril,  testimonial y narrativo.
  Innovador de una prosa fresca y popular, decidora de verdades insoportables para oídos de desgobernantes en la pseudo república mediatizada, que los norteamericanos habían fundado en 1902 en la Mayor de las Antillas, la vida de Pablo de la Torriente Brau  fue de constante batallar.
   Su quehacer múltiple abarcó  aulas de estudio y  sitios de combate frontal, la  calle, escenario de confrontaciones con agentes de la política corrupta y especialmente frente a los sicarios del dictador Gerardo Machado.
  Pablo organizaba protestas y manifestaciones, asistía a congresos y fundaba organizaciones y periódicos revolucionarios.
  Y este Pablo incansable fue herido y encarcelado varias veces por luchar al lado de los humildes; trotó  montañas y anduvo  el llano,  ciudades y  pueblos, denunciando con verbo elocuente y afiladas letras la explotación que padecían campesinos y obreros.
  Con magistral autenticidad dejó ejemplo paradigmático de periodismo investigativo y testimonial  en su reportaje Realengo 18. Fue un humorista profundo, autor de cuentos y novelas.

  Tanto hizo y dejó  Pablo de la Torriente Brau en su tránsito terrestre de 35 años, que aún sirve de inspiración a incontables autores.
 En la biografía intensa de este cronista especial otros han hallado sustancia para el elogio y  aplauso a la valentía.
Hombre con mayúscula, Pablo  se fue a soñar  sus últimos días en la intensidad de la Guerra civil española, donde alternó la pluma como corresponsal de varias publicaciones latinas y norteamericanas con el fusil en defensa de la República y contra el fascismo.
  Allí, mientras combatía,  las balas enemigas, más que abatirlo, lo transportaron a la inmortalidad  en un sitio llamado Majadahonda, durante la heroica defensa de Madrid.
  Los españoles de sentimiento y coraje, los cubanos que sentimos en sus escritos y acciones el sabor de lo nuestro, los puertorriqueños que lo saben salido de su cuna; los hombres y mujeres, todos los de buena voluntad y conciencia despierta, saludamos en diciembre a Pablo con una reverencia y un guiño, por su obra y por su sentido del humor, inapagable como él mismo. (TVY)(17/12/19).

 

 

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