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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

La importancia de ser mamá

La importancia de ser mamá

 Roberto Pérez Betancourt

La mujer, fuente de vida, es clave para el crecimiento demográfico  que Cuba necesita, por eso, todo cuanto contribuya a estimular los embarazos deseados (*),   la protección, atención y cuidado de la gestante, así como de los hijos, beneficia a la sociedad en su conjunto, de ahí la creciente prioridad que el Estado cubano presta a este tema, como ha declarado el presidente Miguel Díaz Canel-Bermúdez.

Las estadísticas demográficas muestran que Cuba se incluye entre los países de superior envejecimiento  poblacional.  Hoy más del 20 por ciento de la ciudadanía  cuenta más de 60 años de edad;  la tasa de natalidad desciende y la de defunciones baja, lo que redunda en la  disminución de la fuerza laboral activa, fenómenos que ralentizan el desarrollo económico progresivo, vital para el país.

  La mujer, fuente de vida, es  clave para multiplicar la especie y compensar  la situación descrita. Lógicamente, se necesita que el Estado continúe brindando  mayor protección a las féminas embarazadas y estimule la procreación a través de disposiciones socioeconómicas  que propicien la disposición de las familias a tener hijos, asuntos en los cuales  laboran las instituciones correspondientes.

 

La mujer, la salud y la gestación

 

  No basta con políticas oficiales consecuentes con la necesidad de estimular los embarazos deseados. Es indispensable que ellas, las futuras mamás, adquieran superior conciencia sobre  cuidar su salud y la de sus futuros hijos,  desterrando prácticas personales nocivas.

En  toda Cuba, las embarazadas disponen de amplias posibilidades de asesoramiento médico gratuito para cuidar su salud y la del niño que están gestando. Cuentan con leyes y  disposiciones administrativas  que les brindan facilidades personales, licencias retribuidas por maternidad, atención médica especializada, así como  cuidados integrales  individualizados para gestantes que por razones  especiales los necesiten,  incluida  alimentación e  internamiento en establecimientos médico-asistenciales.

La adecuada nutrición de la mujer antes, durante y después del embarazo es fundamental para tener niños sanos.

Los requerimientos de nutrientes aumentan considerablemente durante el embarazo y la lactancia. Una mujer que llega desnutrida o se desnutre en el embarazo puede tener complicaciones durante este y el parto, así como posibilidades de tener un hijo de bajo peso al nacer (menor a 2500 g). Estos niños tiene más posibilidades de crecer y desarrollarse con retraso, contraer infecciones y morir (el riesgo aumenta cuanto menor sea el peso del nacido), tener bajas reservas de micronutrientes, lo que puede llevar a enfermedades como la anemia, deficiencia en Zinc o de vitaminas así como riesgos a desarrollar enfermedades cardíacas, hipertensión, obesidad y diabetes de adultos.

Al igual que la desnutrición, el  abuso de determinadas sustancias nocivas puede contribuir a problemas en el desarrollo cognitivo, motor y conductual durante la niñez.

 Si una madre no está en óptima salud durante el periodo prenatal (el tiempo durante el cual está embarazada) y/o el feto está expuesto a drogas diversas,  el niño tiene más probabilidades de problemas en el desarrollo o en la salud, o incluso de muerte. El entorno que la madre proporciona para el feto/embrión es crítico para su bienestar bastante después de la gestación y nacimiento.

Tabaco y alcohol, enemigos del embarazo

 Expertos insisten en que fumar cigarrillos durante el embarazo puede tener múltiples efectos perjudiciales en la salud y desarrollo de la descendencia.

 Entre las consecuencias más comunes se incluyen los nacimientos antes de llegar a término, peso bajo al nacer, muertes fetales y neonatales, problemas respiratorios, y el síndrome de muerte súbita, así como un riesgo elevado de impedimento cognitivo, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, y otros problemas conductuales. En un estudio publicado en la Revista Internacional de Cáncer (International Journal of Cancer), los niños cuyas madres fumaron durante el embarazo experimentaron un aumento del 22% del riesgo de desarrollar un linfoma no hodgikiniano.

  Lo más aconsejable es  no consumir alcohol en absoluto durante el embarazo, porque ese mal hábito puede causar el desorden de espectro de alcohol fetal, el cual generalmente consta de anormalidades físicas y cognitivas en el niño, tales como deformidades faciales; extremidades, cara y corazón defectuosos; problemas de aprendizaje; inteligencia por debajo de la media; y discapacidad intelectual.

A estos consejos se  une el acervo familiar, los conocimientos que se transmiten de generación en generación y que recomiendan  buenos hábitos de vida.

Sin embargo, a pesar de todo el arsenal disponible, es triste observar que incluso en las propias consultas ginecológicas y pediátricas hay mujeres que se empecinan  en echar humo como si fueran chimeneas.

 Todas ellas debieran conocer una nueva información  proveniente del  Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental de Carolina del Norte,  publicada por la revista científica Science, la cual afirma que  las mujeres embarazadas fumadoras pueden alterar el ADN de sus hijos, es decir, la herencia genética. Precisan los expertos que los bebés nacidos de madres fumadoras tienden a ser más pequeños, con alteración de la función pulmonar y una mayor incidencia de defectos de nacimiento.

 Especialistas señalan que incluso cuando arriban a adultos, estos individuos presentan problemas de salud y de comportamiento, son más propensos a sufrir asma, adicción a la nicotina y el abuso de sustancias.

 A pesar de lo mucho que se ha dicho y documentado sobre los perjuicios del mal hábito de fumar y de la ingestión de bebidas alcohólicas, todavía  son vicios que merman en más de 10 años la expectativa de vida de las féminas que no toman conciencia a tiempo sobre los males que pueden padecer.  Lamentablemente se observa un incremento de esa mala costumbre entre las féminas y jóvenes. ¿Vale la pena arriesgar tanta la salud propia y la del hijo por nacer por el efímero y supuesto placer de fumarse un cigarrillo o beberse unas cuantas copas de alcohol?

La mujer, la futura madre, merece todo el respeto y la atención de su entorno familiar y de la sociedad en su conjunto. Especialmente merece el respeto propio, el que ella se debe a sí misma, y el que tiene la obligación de brindarles   a los hijos que procrea. Este respeto se gana con la debida  conciencia sobre la trascendente importancia de ser mamá.

 

(*)El embarazo humano dura unas 40 semanas desde el primer día de la última menstruación o 38 desde la fecundación (aproximadamente unos 9 meses). El primer trimestre es el momento de mayor riesgo de aborto espontáneo; el inicio del tercer trimestre se considera el punto de viabilidad del feto (aquel a partir del cual puede sobrevivir extraútero sin soporte médico).

  (con informaciones científicas y archivo del autor)

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