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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

El Valle de Yumurí y sus fósiles marinos

El Valle de Yumurí y sus fósiles marinos

 

Roberto Pérez Betancourt

Los sedimentos marinos visibles en las alturas del Valle de Yumurí, joya paisajística de la ciudad de Matanzas, revelan un pasado natural muy diferente al que hoy se puede apreciar en este lugar, frecuentemente frecuentado  por turistas nacionales y extranjeros.

  En la Cueva del Indio, en una ladera de la loma del Estero del Valle de Yumurí, los  visitantes se asombran al descubrir a esa altura   restos calcáreos de vida marina.

  Semejantes huellas aparecen diseminadas en diversas partes del majestuoso escenario natural, de  ocho mil 400 hectáreas, distante unos 100 kilómetros al este de la capital cubana,  que se torna visible desde la propia Vía Blanca, cinta de asfalto que comunica a esa urbe con la de Matanzas, y  30 kilómetros después enlaza  con Varadero, la más afamado polo turístico de sol y mar en Cuba.

   El aparente misterio de los fósiles marinos   es prueba de lo que desde hace decenios  han afirmado investigadores tan afamados como el geógrafo cubano Antonio Núñez Jiménez:  hace muchos años el Valle de Yumurí formó parte de la anchurosa bahía de Matanzas, cuyo esplendor se aprecia desde el mirador de Monserrate, balcón abierto a la naturaleza y donde también constituye una rareza el famoso Melocactus matanzanus león, cactácea en peligro de extinción que se localiza en la llamada área del Cuabal, al norte del poblado de Corral Nuevo.

Este Valle es un verdadero regalo para la pupila de los amantes de la naturaleza,  especialmente valorado por pintores que gustan del arte paisajístico.

Aquí la esbelta palma real se multiplica, y como las estrellas en el firmamento es imposible contarlas en la amplia extensión campestre, donde salpica colinas que envuelven  al rió Yumurí, considerado entre los más románticos del mundo por la leyenda que lo nombra y el Abra entre lomas, gentil  paso a la corriente fluvial para su entrega en la rada cercana.

Esa bahía fue conocida originalmente como Guanímar, nombre aborigen, connotativo también de misteriosas leyendas, entre ellas la que describe un suceso del que se deriva el propio nombre  Matanzas, atribuido a una acción de resistencia de los habitantes originarios frente a los españoles invasores, a principios del siglo XVI.    

 Un antiguo muro de concreto circunda la loma del Estero, asiento de visitantes,  balconada desde donde se aprecia mejor los detalles del Valle. Aquí, en el siglo XIX,  inmigrantes catalanes levantaron una Ermita consagrada a la virgen de Monserrate, luego de su reconstrucción devenida sitio del arte.

Ese entorno fue  desde entonces escenario de tradicionales festejos, como la llamada Colla de Monserrate.

Sitio  poseedor de otros valores históricos, arqueológicos, culturales y económicos, el Valle de Yumurí forma parte de las áreas protegidas en la provincia de Matanzas, y el futuro le depara un desarrollo mucho mayor, a la altura de su potencial turístico  aun sin explotar.

 

 

 

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