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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

EE. UU.: ARMAS MEDIÁTICAS PARA REFORZAR LA GUERRA ECONÓMICA CONTRA CUBA

Por Roberto Pérez Betancourt   
En  fallido afán por derrocar a la Revolución y extinguir el ejemplo 
que irradia su sistema de igualdad y beneficios sociales, la actual
administración de Estados Unidos no escatima en gastos propagandísticos
y emplea sofisticadas armas mediáticas para reforzar su bloqueo
económico contra Cuba.

   Desde que en 1985 fue creada la Office of Cuba Broadcasting (OCB) en
Estados Unidos, mucho más de 500 millones de dólares fueron destinados
allí para diseñar y progresivamente intensificar las agresiones
radiales y televisadas contra la Isla a través de las mal llamadas
Radio y TV Martí.
   Este año los gastos de ambos medios han superado los 37 millones,
según lo establecido en el Plan Bush.
   Se trata de engendros cuya intención mediática declarada es
desestabilizar a la nación caribeña. Se valen de la difusión de
calumnias arropadas con lentejuelas de sensacionalismo y mala
intención, sobre todo cuando insuflan veneno, aprovechando en ocasiones
dificultades objetivas creadas por los propios Estados Unidos.
   En la práctica, las citadas emisoras han constituido una fuente de
enriquecimiento para elementos pertenecientes a la contrarrevolución
anticubana radicada en el sur de la Florida, y otros cercanos al clan
Bush, beneficiarios todos de  presupuestos multimillonarios que costean
los contribuyentes, ajenos al destino de su dinero.
   Aunque esa es una verdad conocida por los altos niveles de la
política estadounidense, voceros de la mafia, encarnados en los
hermanos Díaz-Balart e Ileana Ross-Lethinen, representantes federales
por la Florida, y otros influyentes aliados de los Bush, se desgañitan
y rompen lanzas contra quienes  denuncian la corrupción manifiesta en
torno a la OCB.
   Cuando uno de esos especímenes,  Salvador Lew, se vio precisado a
renunciar  como director de la Office, después de  denuncias por
corrupción, W. Bush lo reemplazó por  Pedro Roig, cuya hoja de
servicios evidenciaba "aptitudes" que superan a su predecesor en el
arte de aprovecharse del dinero ajeno.
   En  2006 alquilaron   un avión militar por 10 millones de dólares
para intentar lo que todavía no logran: invadir las pantallas de
televisión de Cuba con la señal emponzoñada de TV Martí, ilegal y
violatoria de las normas mundiales de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT), y trasgresora de numerosos instrumentos
internacionales sobre la materia.
   A pesar del fracaso manifiesto, el negocio de la TV que no se ve
continúa, habida cuenta los muchos que se benefician del abundante
presupuesto.
   Como  no les basta con ese ridículo, los estrategas de la guerra
mediática contra la mayor de las Antillas asignaron 182 mil 500 dólares
para comprar espacios en la llamada Radio Mambí de Miami, y 195 mil más
para Azteca América, otra desprestigiada emisora, vinculadas ambas con
la mafia anticubana que, como se puede apreciar, se beneficia por
diferentes vías.
   La reiterada violación del espacio radioeléctrico cubano forma parte
consustancial del Plan Bush dirigido  a derrocar al gobierno cubano, 
aprobado en mayo del 2004, y que en julio de 2006 especificaba su
intención: "Acelerar el fin. Transición, no sucesión", seguido de  un 
anexo secreto que se niegan a revelar.
   Paralelamente, se inflan  nóminas de plumíferos que escriben contra
Cuba o cacarean el mensaje que les dictan en  medios de difusión de
Miami y  otros sitios de la Unión Americana y del Mundo.
   Son realidades de la  doctrina de  gobernantes norteamericanos para
apoderarse  de Cuba, que data desde antes de que los antillanos
lograran la independencia de España, reforzada mediante el bloqueo tras
el triunfo armado de la Revolución en enero de 1959 y recrudecido por
la actual administración de George W. Bush.
   Contra esa realidad de opresión y maldad anualmente se ha
pronunciado la comunidad de naciones a través de la Asamblea General de
la ONU, de manera casi absoluta.
  

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